Artículo publicado en www.paralelo36andalucia.com, por Raúl Solís.
El mundo tiene que saber que en Sevilla los estudiantes se han levantado de los pupitres para defender la Educación pública y de calidad. Que alumnos y profesores de las universidades sevillanas van por su sexto día de encierro contra los recortes del ministro Wert. A pesar de los ataques de la prensa conservadora, el mundo tiene que saber que las armas de estos universitarios conscientes y vivos son la creatividad, los libros, la solidaridad, el compañerismo y las ansias por modificar el trayecto erróneo de la humanidad.
El mundo tiene que conocer que más de 25.000 estudiantes de las Universidades de Sevilla y Pablo de Olavide participaron de un proceso asambleario que decidió hacer un parón académico para protestar contra la involución que supone el Real Decreto 14/2012. Que este parón académico no son unas vacaciones para no ir a clases. Al contrario, está siendo un éxtasis de cooperación entre los universitarios para llamar la atención ante la gravedad que supone subir las tasas académicas en la comunidad autónoma con la tasa de paro más alta de Europa: más que Grecia, Irlanda o Portugal.
El Rectorado de la Universidad de Sevilla se ha convertido en el cuartel ético de estos jóvenes románticos que saben que esta crisis está siendo el subterfugio a través del cual la derecha está instalando su modelo excluyente de sociedad. Un modelo donde el paraíso sólo lo alcanzará quien lo merezca en virtud de la cuna en la que nació.
Esta Andalucía viva es la vanguardia de la lucha estudiantil en todo el Estado español y el mundo tiene que saberlo. Aunque los medios de comunicación institucionalizados no publiquen su gesta o los insulten para evitar que los encierros y protestas se extiendan, cada uno de los miles y miles de universitarios huelguistas pone lo mejor de sí para conseguir un objetivo común. Usan sus disciplinas para provocar un cambio social que reaccione a esta política sin alma y visión de futuro.
Son los jóvenes de la Andalucía libre. Nacieron y crecieron en libertad. Con la autonomía andaluza ya conquistada. Son los nietos de la Andalucía de dos millones de analfabetos, de la emigración y la miseria. Muchos de ellos son los primeros miembros de su estirpe en pisar la universidad y no hubiera sido posible sin una universidad pública y de calidad. Luchan por la igualdad, que es un derecho universal e intransferible.
En esta primavera andaluza, radiante y fecunda, no hay extranjeros. Los universitarios andaluces defienden también el derecho a soñar de sus compañeros extracomunitarios, en su mayoría marroquíes, que nacieron a 14 kilómetros de Andalucía y el Gobierno central planea expulsarlos de una universidad que también es suya.
El mundo tiene que saber que hoy, 30 de mayo, festividad local en Sevilla capital, más de 120 profesores universitarios van a sacar sus clases magistrales a la calle para instruir a sus alumnos en la defensa activa del único patrimonio que nos hará libres. El mundo ha de saber que muchos profesores han renunciado a quinces días de sueldo para acompañar a sus alumnos en la defensa de lo que es de todos.
Si los medios no lo publican, el mundo tiene que enterarse de que en Sevilla hubo una manifestación a la que acudieron más de 50.000 personas contra los recortes en Educación. Y que más de 2.000 universitarios sueñan, desde hace seis días, juntos por la noche. En sacos de dormir o encima de mantas en medio de los inmundos pasillos de un edificio histórico.
El mundo tiene que enterarse que esta generación de andaluces es NI-NI: ni perdida ni resignada. Tienen 23.500 millones de razones para exigir una Educación pública que facilite el ascenso social de los hijos e hijas de la clase trabajadora. Estos jóvenes alimentan su alegría con la fuerza y amenazan con no parar hasta que el ministro de Educación retire el infame Real Decreto 14/2012. Estos jóvenes están vivos por andar y prometen no parar. El mundo se tiene que enterar. Han parado su tiempo. Su casa se reduce a un saco de dormir desde donde sueñan cada noche del encierro un mundo en el que los de siempre no ganen siempre contra los mismos.
Mandan notas de prensa, graban vídeos, entrevistan a compañeros damnificados, escriben, locutan, difunden, duermen poco, reparten pasquines, socializan el escaso dinero que tienen para hacer fotocopias, se acuestan tarde, se levantan temprano, pasan calor, se emocionan, se abrazan, se asombran, discuten con su familia, posponen las quedadas con los amigos,…todo por defender la Educación de los pobres. El mundo se tiene que enterar, aunque los poderes económicos y mediáticos lo eviten, que en Andalucía está la resistencia ética a los recortes educativos. Sus altavoces son unos humildes micrófonos pero sus mensajes amenazan con romper los planes de los poderosos. Que el mundo se entere que los universitarios andaluces quieren ser ciudadanos y no clientes.
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